Humildad I

Quien vive de orgullo muere de soledad.

Las formas en que las personas se relacionan con ellas mismas ejercen una gran influencia en el trato que reciben de los demás. Tanto es así que una de las primeras condiciones para ser querido por otros es quererse. De ahí la importancia del amor propio, pero este tiene sus desviaciones. Una de ellas es la exageración del mismo acompañada de la creencia en la superioridad personal, sea esta real o no, y de un desprecio de los méritos de los demás, lo cual es soberbia.

El soberbio se aísla por varias razones; una de ellas es su trato despectivo y desconsiderado hacia los demás que resulta hiriente.

- Quien vive de orgullo muere de soledad.

- La humildad atrae voluntades, la soberbia las aleja.

- Mientras sigas sembrando orgullo seguirás cosechando aislamiento.

Es frecuente que evite reconocer que está equivocado, aun plenamente consciente de ello, y que no tolere que otros sean los que tengan la razón. En este sentido le cuesta trabajo corregir errores y se hace difícil interactuar con él.

- La necesidad de tener siempre la razón es signo de una mente vulgar.

- Nunca dijo la soberbia: "Yo erré".

- Tú que tanto sabes y yo que tanto sé, si tú te callas, yo me callaré.

Ante expresiones neutrales, pero consideradas por el soberbio como no acordes a la excelencia y superioridad que cree tener, puede desplegar acciones defensivas inadecuadas e innecesarias que generan rechazo y aumentan su aislamiento.

- El orgullo provoca peleas; la sabiduría está con los humildes. (Proverbios 13,10)

- No andes con soberbia sobre la tierra, porque serás el primero que caiga debajo de ella.

- Tras el orgullo viene el fracaso; tras la altanería la caída. (Proverbios, 16.18)

- No te hinches y no reventarás.

Percibe como una humillación dar y recibir ayuda de quienes considera inferiores a él, por lo que se priva de la colaboración que todos necesitan y del placer que produce ser útil ayudando.

- Para llegar a ser realmente grande hay que estar con las personas y no por encima de ellas.

- Quien construye un muro, termina prisionero del muro que construyó.

Se siente con derecho a que otros le rindan honores, lo que hace que por lo general sea desagradecido.

- La ingratitud es hija del orgullo.

- El agradecimiento y el trigo solo crecen en buena tierra.

Considera que solo él y lo que le sucede son importantes por lo que solamente piensa en su interés y se considera el centro de todo.

- Hay quienes no han entendido que la tierra gira alrededor del sol y no de ellos.

- El egoísta solo piensa en su interés. (Proverbios, 18.1)

Cómo anhela con vehemencia dominar y ser venerado por los demás, no tolera verse igualado o superado, lo cual evita con acciones que pueden llegar a ser muy destructivas, sobre todo si tiene poder.

- Unión peligrosa es la soberbia y el poder.

Otra desviación relacionada con el amor propio es la vanidad la cual consiste en un alto concepto de sí mismo basado en cualidades o logros inútiles o de poca importancia, acompañado de un deseo excesivo de alabanzas y de ser admirado y reconocido por otros.

- Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.

- Al oro y la plata, el fuego los prueba; al hombre lo prueban las alabanzas. (Proverbios: 27,21)

Como diferencias entre la soberbia y la vanidad puede mencionarse que en la primera hay complacencia con logros o cualidades personales importantes y útiles; mientras que en la segunda la hay con atributos inútiles o de poco valor.

- La vanidad es el brillo de un cántaro roto.

- Presumir y valer poco, tema de loco.

- Quien permanece en puntas de pie no se para firme.

- Gloria vana, florece y no grana.

En la soberbia existe una sed de dominio y ser venerado por todos, en la vanidad el anhelo es de aprobación y de ser considerado dotado de condiciones excepcionales.

- La vanidad es la molicie del orgullo.

La vanidad tiene los mismos inconvenientes de la soberbia en cuanto a que entorpece las relaciones con los demás y provoca dificultades para reconocer errores y superarlos. Además de esto, el vanidoso se preocupa constantemente por las apariencias y llega a ser ridículo aparentando ser lo que no es o tener lo que no tiene.

- Mientras pensemos que valemos lo que aparentamos, iremos mal.

- ¿Cómo puede el entierro importar más que el muerto, la boda más que el amor o el envase más que el contenido?

- ¿Por qué tanto afán en impresionar gentes a las que no les importamos?

El vanidoso confiere una gran importancia a los comentarios de los demás lo que le produce constantes preocupaciones e inhibiciones innecesarias.

- El que hace caso a las calumnias no hallará descanso ni podrá vivir en paz. (Eclesiástico 28,16)

- El que se indigna ante falsos rumores invita al rumor.

- Ni eres mejor porque te alaben ni peor porque te vituperen; lo que eres, eres.

- No importa que hablen mal de ti: no te disolverás.

Y aunque esta cualidad no destruye completamente el mérito, sí lo deslustra.

- Una onza de vanidad deteriora un quintal de mérito.

- Quien con vanidad se alaba, en su mérito se caga.

CONSIDERACOINES FINALES

Las formas en que las personas se relacionan consigo mismas influyen en cómo los demás las tratan. El amor propio es crucial para ser querido, pero su exageración puede llevar a la soberbia, caracterizada por la creencia en la superioridad personal y el desprecio de los méritos ajenos. El soberbio se aísla debido a su trato despectivo, su incapacidad para reconocer errores y su rechazo a recibir ayuda. Este aislamiento y rechazo aumentan su soledad y dificultan sus relaciones interpersonales.

La vanidad, otra desviación del amor propio, se basa en un alto concepto de uno mismo por logros o cualidades de poca importancia y el deseo de ser admirado. Aunque la vanidad y la soberbia entorpecen las relaciones interpersonales y dificultan la corrección de errores, la vanidad se centra en la búsqueda de aprobación. El vanidoso se preocupa por los comentarios de los demás, lo que le genera constantes preocupaciones e inhibiciones.

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Humildad (Primera parte) por Dr. Arturo José Sánchez Hernández (Rapula)

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