Perdón II

Perdonar es como liberar a un prisionero y descubrir que ese recluso eras tú.

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Como propuesta de actitud saludable ante los agravios recibidos se encuentra la disposición a perdonar o disculpar los errores ajenos, lo cual es indulgencia.

  Para el que no es indulgente la vida es un castigo peor que a muerte.

 Perdonar consiste en decidir abandonar resentimientos y no sentir más la ofensa, con lo cual se logra recordar sin dolor y alcanzar paz para uno mismo y para el ofensor, por lo que permite quedar libre del sufrimiento que traen el rencor y el odio.

-   Quien perdona deja de sangrar por la herida.

-   El perdón es el único antídoto para el veneno que has dejado que circule dentro de ti.

-   Quien perdona no siente más la ofensa y recobra la calma perdida.

-   Perdonar es hacer una limpieza interior, sacando lo malo que alguien dejó en ti.

-   El que perdona acaba con la tragedia.

 El perdón no cambia el pasado, pero si lo que se siente y se piensa con relación a él, de manera que pueda ser recordado sin dolor, y al perder importancia ya no se le dedica tanto tiempo, lo que permite emplearse en edificar un buen futuro.

- Hasta que no vacíes tu vida de todo lo que te atormente no podrás llenarla de todo lo que verdaderamente te haga feliz.

-   Perdonar es mirar y caminar hacia el futuro sin guardar rencores del pasado.

 Con la paz recuperada se preserva la salud al hacer posible el necesario descanso.

-   El perdón es medicina para tu cuerpo y para tu alma.

-   Perdón es manteca de cacao.

También protege las relaciones con los demás, que al desarrollarse sin el malestar que produce el resentimiento serán más efectivas y fluidas.

-   El perdón es un lubricante de las relaciones sociales.

 Sin rencores se es más apto para amar y hacer felices a otros lo cual es imprescindible para crear la propia felicidad.

-   Si aprendes a perdonar estarás más cerca de la verdadera felicidad.

-   Ama, perdona y olvida, es lo que enseña la vida.

 Las consideraciones sobre si el ofensor merece o no ser perdonado son irrelevantes en comparación al hecho de que perdonando se deja de sufrir.

-   Perdona a quien te lastime no porque lo merezca sino porque tú mereces quedar libre de sufrimiento.

CONSIDERACIONES FINALES

La indulgencia, o la disposición para perdonar los errores ajenos, es esencial para una vida saludable. Perdonar implica abandonar los resentimientos y no sentir más la ofensa, logrando así paz interior. Esta liberación del sufrimiento causado por el rencor y el odio no cambia el pasado, pero permite recordarlo sin dolor y enfocarse en el futuro. Además, mejora la salud y el descanso. El perdón también enriquece y protege las relaciones sociales, ya que, sin rencores, se es más apto para amar y ser feliz. Perdonar no depende de si el ofensor lo merezca o no, sino de liberarse a uno mismo del sufrimiento.

Entradas relacionadas: Perdón (Primera parte), Perdón, Límites del perdón.  

Perdón. (Segunda parte) por Arturo José Sánchez Hernández (Rapula)

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